El 19 de agosto, hora local, el expresidente de Estados Unidos y actual candidato presidencial republicano, Donald Trump, volvió a amenazar con imponer aranceles a los automóviles que China y otros países exporten desde México hacia Estados Unidos, lo que generó una vez más gran atención. Durante su campa?a, Trump reiteró que, si regresa a la Casa Blanca, considerará eliminar la actual deducción fiscal de 7,500 dólares para vehículos eléctricos y aplicará una serie de medidas arancelarias para impedir que las automotrices extranjeras produzcan en México y exporten autos a Estados Unidos.
Estas declaraciones de Trump son, evidentemente, una nueva promoción de su concepto de “Hecho en Estados Unidos”. Subrayó que, si China y otros países desean vender autos en Estados Unidos, deben construir plantas en territorio estadounidense y emplear a trabajadores estadounidenses, impulsando así la revitalización de la industria automotriz del país. Trump afirmó: “Vamos a fabricar nuestros propios autos; quiero que Estados Unidos produzca sus propios automóviles”. Esta postura es coherente con su política comercial proteccionista de larga data.
Trump también se?aló que está considerando revocar las regulaciones del gobierno de Biden que obligan a los fabricantes de automóviles a aumentar la producción de vehículos eléctricos e híbridos para cumplir con estándares de emisión más estrictos. Considera que, debido a los altos costos y a los problemas de autonomía de las baterías, el mercado de los autos eléctricos sigue siendo limitado, lo cual coincide con su preferencia por los automóviles de combustión tradicionales. Aunque Trump se describe como un “gran fanático” de los autos eléctricos, al mismo tiempo enfatiza su apoyo a los automóviles de combustión y a los híbridos.
Cabe destacar que, en esta entrevista, Trump también expresó su admiración por Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, y manifestó su disposición a considerar nombrar a Musk como miembro del gabinete o asesor del nuevo gobierno. Musk es una figura líder en el campo de los vehículos eléctricos, y su compa?ía Tesla ha impulsado la popularización de los autos eléctricos a nivel mundial. Sin embargo, aún no está claro si estas declaraciones de Trump podrían traducirse realmente en políticas futuras.
Desde marzo de este a?o, Trump ha amenazado en varias ocasiones con imponer aranceles de hasta el 200 % a los autos chinos producidos en México y exportados a Estados Unidos, alegando que hará que esos vehículos “no se puedan vender”. Esta amenaza no solo apunta a las empresas chinas, sino también a otros fabricantes internacionales que tienen plantas en México, en particular a los “tres grandes” de Detroit: General Motors, Ford y el grupo Stellantis. Trump sostiene que México está “robando la industria automotriz estadounidense” y aboga por utilizar aranceles para obligar a estas empresas a producir en territorio estadounidense y así proteger los empleos en el país.
Sin embargo, estas propuestas de política de Trump enfrentan numerosos desafíos en la práctica. En primer lugar, la industria automotriz global ya está profundamente integrada; México, como parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ofrece costos de manufactura más bajos y ha atraído grandes inversiones de fabricantes de automóviles. Si Estados Unidos impone aranceles elevados a estos vehículos, no solo provocaría un aumento en los precios de los autos, sino que, en última instancia, el costo lo asumirían los consumidores estadounidenses. Además, las medidas arancelarias podrían desencadenar disputas comerciales internacionales que afectarían aún más la economía y las relaciones exteriores de Estados Unidos.
Por otro lado, las amenazas de Trump contra los incentivos fiscales para vehículos eléctricos también han generado preocupación en la industria. Los incentivos fiscales de la administración Biden se consideran una medida clave para impulsar la adopción de vehículos eléctricos, y la eliminación de esta política podría afectar el crecimiento del mercado estadounidense de autos eléctricos e influir en la posición global de Estados UnidosEnergías renovablesPosición en la competencia.
Esta serie de declaraciones de Trump es, evidentemente, un preludio para las próximas elecciones presidenciales, con el objetivo de atraer a los votantes escépticos respecto a la globalización y al libre comercio. Sin embargo, si estas propuestas políticas podrán implementarse en la práctica aún tendrán que enfrentar la prueba de la realidad.
En términos generales, los comentarios de Trump una vez más ponen de relieve su firmeza en la política de “América Primero”, especialmente en los sectores manufacturero y comercial. Busca revitalizar la industria manufacturera estadounidense y reducir la dependencia de productos extranjeros mediante la imposición de aranceles, la eliminación de incentivos fiscales y otras medidas. Sin embargo, esta política proteccionista podría generar numerosos efectos negativos, particularmente en un mundo donde la economía global está altamente interconectada. En el futuro, si Trump regresa a la Casa Blanca, aún queda por ver si estas propuestas políticas se materializarán y cómo impactarán las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos, así como la industria automotriz mundial.
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